miércoles, 11 de febrero de 2009

crepúsculo


Ella no es heredera de una familia de magos ni posee talentos sobrenaturales. Él es un vampiro. Ambos protagonizan la historia de amor récord en ventas a nivel mundial y encabezan una red virtual que arropa a miles de fans, seguidores y lectores en el mundo entero. En Venezuela hace rato que empezó el contagio
Una anticipación al homicidio. Un epitafio donde se reivindica el sacrificio por amor y el abandonarse resignadamente a la muerte. Este es el inicio de Crepúsculo, la primera de las entregas de la saga compuesta por Luna nueva y Eclipse. Editado por Alfaguara infantil y juvenil y promovido por una ambiciosa campaña de mercadeo y difusión por medios digitales e impresos alrededor del planeta, esta historia de amor entre adolescentes amenaza con convertirse en lectura obligada para quienes avizoran la despedida inminente de Harry Potter.
A Stephenie Meyer, autora de la historia, pareciera no importarle las continuas comparaciones a las que se ve sometida como nuevo rostro dentro de la literatura juvenil. Sus adeptos dicen que prolonga el legado de J.K. Rowling y que es la nueva Anne Rice para adolescentes. Si algo parece cierto, es que para esta mormona de treinta y cinco años, casada y tranquilamente residenciada en Phoenix, la historia de amor entre una sosegada adolescente de diecisiete años y un joven vampiro seductor la ha convertido de la noche a la mañana en madrina y centro de operaciones de la llamada Comunidad Crepúsculo, una red virtual que cuenta con miles de miembros alrededor del planeta, que pretende oficializar el culto hacia la novela y para quienes resulta vital mantener contacto continuo con la autora. Ahora, Crepúsculo está en las librerías y pronto le llegará el turno a sus dos novelas hermanas.

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